Por Obi.
Al atravesar la puerta de “El Mirador” las obras de Alejandro Gabriel te abrazan e invitan a una ciudad que es ésta y, al mismo tiempo, no lo es. Una urbe compleja, bella, inclusiva, empática y excitante.
Lo expuesto en Fundación El Mirador es explicado brillantemente por Rodrigo Barcos en el texto curatorial: las obras “conforman una arquitectura del deseo, un imaginario brillante y refinado donde su precisión técnica utiliza a la arquitectura como vehículo para imaginar otras maneras posibles de habitar el presente en una ciudad que no oculta, sino que expone sus estructuras, sus deseos y posibilidades de existencia. Cada construcción edilicia es una declaración de intenciones, donde las normas rígidas se desintegran, dando lugar a una coexistencia más fluida y abierta”.
El folleto que acompaña la muestra de Alejandro Gabriel aporta un plano con los cuadraditos clásicos que se quiebran y se unen a los edificios de Alejandro. Allí están publicados los clasificados de Flavia Da Rin ofreciendo la experiencia de cada construcción “cuir”, junto a textos de Pablo Brandolini Robertone y Magdalena Testoni que aportan al clima de esa-esta ciudad.
Las obras, dispuestas en forma de gran maqueta en el centro de la sala, invita a recorrerla y permite descubrir cada uno de sus recovecos esperando, tal vez, encontrar a esos seres que la pueblan (¿nosotros acaso?).
Sobre las paredes están los planos del interior de cada construcción nutriendo y complementándolas.
Lejos de limitarse a un espectáculo contemplativo, Alejandro y el Mirador te invitan a un video juego para descubrir cuál es tu edificio. La muestra es contundente y se puede visitar hasta el 12 de diciembre 2024.