El dulzor del aire de verano en la esquina de Chacabuco e Independencia emborracha apenas, lo vuelve todo un poco pegajoso y eso está bien.

Notoria esquina, con ímpetu de lucha. Bien podría haber pasado que las tropas en la Batalla de Chacabuco hayan tenido la misma firme y noble convicción de libertad que tenemos hoy quienes estamos formando la fila que va detrás de Paula Trama y Los Besos. A todo o nada.

Creemos en el poder revolucionario de Matemática Sentimental, desde el arte de tapa hasta el último de los acordes, el disco para la presidencia.

Una hechicera adivina en los ojos dados vuelta la potencia, desacierta apenas. En las inmediaciones del Xirgu se respira aire de revolución, el aliento contenido sabe que pronto podrá explotar y unirse en rito, desde el sonido hasta el movimiento, desde la pasividad hasta la irrefrenable acción de entregarle los huesos al pogo y rogar un #tododenuevo en este show que colmó la capacidad desde la tierra al cielo, donde el techo no es el límite, y superó la expectativa.

El vestuario la muestra a Paula Trama en un naranja furioso, color como de señal luminosa que la vuelve etérea y presente en todas partes. ¿Querían una vintage?, desafía. Y afina en tono soy tu ventana, la versión besada de I´ll be your mirror. Belleza histórica. Cada tema una atmósfera de encuentro. El futuro está postrado en el escenario, destilando acordes nuevos. Cada canción es explosión de fuegos artificiales, celebramos a Lula libre, a Margatita y que vivan las lesbianas y que esta música sea la banda sonora de todo lo por venir, y que todo lo que venga sea en libertad o no sea.

Crónica: Lupe Gambina

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