La nueva muestra individual de Guillermo Mena propone una geografía inestable y poética, atravesada por el dibujo, la atmósfera y la percepción del paisaje.
“Notas para una coreografía del cielo”, curada por Carlos Gutiérrez, puede visitarse hasta el 28 de junio en la galería Gachi Prieto. A través de obras recientes, Guillermo Mena despliega un corpus visual sensible, guiado por su interés en fenómenos naturales como el viento o el movimiento de las nubes, en diálogo con nociones de territorio, pertenencia y transitoriedad.
Una cartografía dibujada por el cuerpo
Lejos de las representaciones tradicionales del paisaje, Guillermo Mena propone en esta exhibición una serie de obras que funcionan como registros sensibles del entorno. Su práctica artística se apoya en el dibujo expandido y en la observación de fenómenos atmosféricos, transformando el papel, el muro o el espacio en soportes de una experiencia móvil y corporal.


Cada pieza opera como un instrumento de medición subjetiva: en lugar de establecer coordenadas fijas, Mena traza mapas que evocan la fragilidad de lo efímero. El dibujo, más que una herramienta técnica, se convierte en un acto performativo que comunica estados del mundo interior y exterior.
Una práctica artística nómada y multidisciplinar
Nacido en Los Cóndores (Córdoba, 1986), Guillermo Mena ha desarrollado una carrera internacional vinculada a residencias artísticas y exposiciones en América, Europa y Canadá. Su trabajo ha sido exhibido en museos como el Emilio Caraffa, el Genaro Pérez, el René Bruseau y el Jewett Gallery de Estados Unidos, entre otros.


Su enfoque interdisciplinario combina dibujo, instalación, animación, video y performance. A través de estas prácticas, Mena investiga cómo habitamos los territorios y cómo los fenómenos geológicos o atmosféricos afectan nuestra percepción del entorno.
Una exposición que invita a habitar el tiempo
En “Notas para una coreografía del cielo”, los elementos naturales funcionan como interlocutores. Las obras capturan la velocidad del viento, la dirección de la luz o la suspensión del tiempo. La exposición sugiere una relación poética con el mundo, donde la medida del paisaje no está dada por la escala o la técnica, sino por la sensibilidad del trazo y la mirada atenta.


Este gesto invita a replantear nuestras formas de orientación, a considerar cartografías emocionales y efímeras, y a habitar el presente desde una conciencia expandida del entorno.
La muestra puede visitarse de lunes a viernes de 14 a 19 h y los sábados de 15 a 19 h, hasta el sábado 28 de junio en Gachi Prieto, Buenos Aires.