La Manzana Cromática Protoplasmática volvió al ruedo, y fue intergalácticamente maravilloso

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La nave que Botis comanda junto a La Manzana Cromática Protoplasmática se estacionó en el barrio de San Cristóbal.

Elon Musk está intentando llegar a Marte, le preocupa la extinción de la raza y pretende establecer una colonia de humanos en Marte. Bien sabido es que Werner Herzog se ofreció como voluntario, en caso de que sea necesario.

Neil Armstrong insiste con eso de que fue el primer ser humano en pisar la superficie del satélite terrestre hace 50 años. Quiere hacernos creer que el hombre llegó a la Luna.

Ninguno de ellos hizo girar el mapamundi y el dedo cayó en Argentina. Me gustaría que así lo hicieran. Me gustaría tanto que sepan que acá ya viajamos a otro planeta, desde hace más de una década, en la nave intergaláctica que Botis comanda junto a La Manzana Cromática Protoplasmática. Cada uno enfundado en su sublime traje de navegante espacial, singulares pero complementarios para que cada travesía pueda hacerse con éxito. Van recorriendo la Vía Láctea y cada tanto hacen escala en Buenos Aires. ¡Y qué escala! ¡Y qué viaje!

El último sábado de este julio que se desliza lento se estacionó en el barrio de San Cristóbal. Un nuevo caminante se sentirá feliz: Galpon B está recibiendo por segunda noche consecutiva a La Manzana Cromática Protoplasmática. De vuelta entre nosotros, en este puerto intergaláctico al que aterrizan después de una larga ausencia.

Discurre la esencia musical sin miramientos. Una etapa inicial triunfante, acalorada y poderosa. Botis anuncia la llegada a la segunda parte del show, “la más linda, donde se dan cuenta que nada tiene sentido. No hay nada que entender”. Ya venía bien encendido el público en este recinto-canción. Ahora dejan crecer las llamas sin buscar excusa, sin mediar razón. Los cuerpos de niñes y adultes se mezclan sudorosos en un pogo que no se achica y un baile que pasa de tibio vaivén a desenfreno vibrante.

Llega a su tiempo el momento disco, para que puedan apreciar cómo nos “descaderamos” -gracias Vaporín por acuñar este término entrañable en esta noche tan especial, donde incluso se disputa un pequeño picadito y además nos obligás a atajarte, adorable hombre plancha haciendo la plancha sobre las cabezas de estos viajeros locales a los que han venido a visitar, a animar, a revivir.

Todo cobra sentido, llega el mensaje cifrado y saber que La Manzana tiene por finalidad hacernos brotar y entender que de cara al escenario hay una verdad: frente a tu presencia recordé mí esencia y florecí. Todo sucede a partir de acá en un lapso temporal paralelo, pero nada evita que llegue el momento de ir montando un barrilete y escapando en este furgón, destino a Morón!

Y en ese trance de surrealismo galáctico, se retiran montados en un comenta con cola de azafrán. Crucemos los dedos, crucemos mareas, que vuelvan pronto, que todo suceda.

Crónica: Lupe Gambina

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