Unas sorprendentes bacterias “entrenadas” limpiaron y dejaron casi como nuevas las célebres obras de Miguel Ángel, en la Capilla de los Medici ubicada en Florencia, Italia.
Ya desde el año 1600 hay registros de manchas y decoloración en partes de la elegante capilla que Miguel Ángel creó como última morada de los Medici.
Una buena parte de este fenómeno se debe a los residuos decolorantes que los yesos utilizados para copiar incesantemente estas obras maestras dejaron sobre ellas, generando oscurecimientos en sus ornamentadas paredes blancas.
Aprovechando las pocas aperturas al público del Museo delle Cappelle Medicee debido a las restricciones en Italia causadas por el Covid-19, científicos y restauradores experimentaron con un método de limpieza poco tradicional.
Silenciosamente y en secreto, especialistas liberaron microbios sobre los mármoles, los cuales son habitualmente utilizados para descomponer el petróleo derivado de los derrames o para reducir la toxicidad de los metales pesados. Entre ellos, también se aplicaron algunos que hasta pueden devorar fosfatos, proteínas, pegamento, óleos, silicatos y otros compuestos.
Estas bacterias son: la Serratia ficaria Sh7, la Pseudomonas stutzeri Conc11 y la Rhodococcus sp Z-Cont. Que con gran voracidad se encargaron de “comer” toda la suciedad que se encontraba en el mármol.
Los estudiosos del Consejo Nacional de Investigación de Italia (Cnr) y la Agencia de Nuevas Tecnologías, Energía y Medio Ambiente (ENEA) se asombraron con gran satisfacción al ver el éxito del experimento.
Detalle: prueba de cepas de bacterias detrás de un altar en una pequeña paleta. La Nueva Sacristía brilla después de un largo período de restauraciones.
Estas bacterias pudieron tranquilamente restaurar de modo biológico los mármoles, sin la necesidad de usar un método agresivo que pueda dañar de algún modo estas obras de incalculable valor.
La “bio-limpieza” como así se la ha denominado, pudo llegar a la suciedad infiltrada en el mármol de Carrara en la Sacristía Nueva, específicamente en las tumbas de Lorenzo y Giuliano Medici, que estaban afectadas por profundas manchas.