El Robot Bajo el Agua presentó “El Lado Velado” en La Tangente, un show que nos dio algo que por siempre recordemos.
Quizás el Agua bajo la que bucea El Robot tenga propiedades que le permitan conservarse de esta manera, como si el tiempo no existiera, pero, a la vez estallara en cada loop. Quizás nueve años no son nueve, son cero o son un millón, lo mismo da, si el resultado es adicionar a lo ya construido la musicalidad del silencio y presentar El Lado Velado en la sala de La Tangente, que está estallada y vibrando fuerte.
Nos ahogamos todos, nos sumergimos en esta pecera donde los robots comandan, canciones que datan de La Óptica Espacial Desde el Corazón hasta su trabajo más reciente, la excusa que nos convoca aquí. Replican el sonido tal cual lo hacen en los discos, son transtemporales, son el futuro, el pasado y el presente. La energía del vivo consuma el hecho del instante, por el resto, cada quien está donde elije, donde puede.
Conjugar pasado, presente y futuro y que todo cobre sentido con cada acorde, en cada beat. El susurro, casi como un secreto que nos comparten en las letras que sangran cavilaciones cotidianas nos hermanan en esta corriente acuática a la que se sometieron nuestros cuerpos y nuestros sentidos. No importa si bailamos con las extremidades, con la nostalgia del recuerdo o con los sentimientos apelmazados que nos hacen pesados los pasos.
“Las cosas que aguantan los cuerpos”, dice Nicolás Kramer y suena Acuerdos y todo se vuelve aterciopelado y en un estado de flotación constante.
¿Por qué esperar a morir para morir?, se vienen preguntando hace rato. Mejor mantener el fuego encendido en medio del viento, se responden ahora, ayer, mañana o nunca. Teñir el instante presente, de eso se trató una vez más y para siempre.
Crónica: Lupe Gambina
