Salvar el fuego: la incomodidad, un grupo de mujeres fuertes y un texto de Mariana Enriquez en clave teatral

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Por Candelaria Penido. IG: @candepenido

Un reclamo activo, una lucha en grupo, una voz coral, una cercanía que conmueve y una incomodidad que atrapa.

Es Salvar el fuego, la producción de Jorge Thefs que penetra en el universo del cuento Las cosas que perdimos en el fuego de Mariana Enriquez. Una distopía en donde las mujeres deciden adentrarse en hogueras ardientes y quemarse, para no ser quemadas.

Una historia que podría parecer difícil de creer, mas con la adaptación e interpretación que propone Thefs el público, desde su lugar logra conectar con diferentes aristas de la violencia que atrapa en lo cotidiano las mujeres.

Esta pieza site specific propone la idea de un espectador activo. Este, para poder apreciar la obra, debe recorrer junto con sus intérpretes el espacio De la tía: un PH, en Balvanera. A lo largo de las escenas, se sigue a las actrices/performers por pasillos, salas, cocinas y patios. Ellas se mueven cómodas en esta atmósfera hogareña, regalando una experiencia de cercanía y familiaridad que incomoda.

La incomodidad se encuentra en el centro de esta pieza teatral: incomoda el sentirlas tan cerca; incomoda que la obra empiece en un pasillo, esa zona de paso; incomoda no saber dónde colocarse en las estancias; incomoda estar apretados con los otros espectadores para poder apreciar una escena en su totalidad; incomoda no poder ver todo y por consiguiente saber que nos encontramos ante puntos ciegos y que mi perspectiva no es la misma que de la chica con rulos y pelo largo que pudo quedarse dentro de la cocina y compartir un mate con las actrices en plena escena. Incomoda que las performers nos den la espalda; incomoda mojarnos con la lluvia al atravesar el patio. Toda esta incomodidad en lugar de provocar malestar, sensibiliza, permeando de intensidad a la experiencia.

El cuerpo es otro ingrediente importante ya que para empezar, la propuesta solo es apreciable si el público la acompaña con el propio. A su vez, se lo invita no solo al ritual de compartir con otros sino que se lo obliga a tomar consciencia de esos cuerpos que nos rodean. Lo interesante es cuando eso es llevado un poco más allá: a la posible chica del subte, o a la novia del futbolista, o a la mujer del policía. El cuerpo se mueve, juega, repite, corre, sonríe, llora, bebe kerosene, prende fósforos, se quema y/o muere.

No existen los personajes fijos sino que es una voz central la que narra los acontecimientos y conduce la mirada. Las intérpretes como si estuvieran pasándose una posta, van completando la historia que sus compañeras cuentan. Una empieza el relato y otra lo continúa. La voz grupal dota la narración de mucha fuerza.

No existe una propuesta escenográfica sino que son las propias artistas las que arman y desarman los espacios. Estos se ven delineados con apenas algunas sillas y cerillas. Sin embargo, para el espectador atento, existen desde el principio pistas o detalles que alertan sobre devenir final.

Lo atractivo de la puesta es que logra presentar un vínculo entre lo distópico y lo crudamente real. Sin acudir a un dramatismo excesivo o golpes bajos se presenta una denuncia fuerte, una dura realidad y un grupo de mujeres que no pretende quedarse con los brazos cruzados.

Ficha técnica

Performers: Victoria Duarte, Gabi Moura, Sol Rieznik Aguiar, Magui  Downes, Jazmín Siñeriz, Myriam Ramírez, Daira Escalera, Juliana Ortiz

Fotografía: Laura Castro

Styling: Chu Riperto

Producción: Jorge Thefs, Juliana Ortiz, De la Tía espacio

Comunicación y prensa: Mutuverría PR

Diseño de movimiento: Gabi Moura, Magui Downes

Dramaturgia y adaptación: Jorge Thefs

Sobre texto de: Mariana Enriquez

Directora asistente: Daira Escalera

Dirección general y puesta en escena: Jorge Thefs

Duración: 40 minutos

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