Cómo es la súper muestra de Rembrandt

Crítica

Es en el Rijks Museum de Amsterdam, a 350 años de la muerte del genial artista holandés.

Círculos concéntricos. Tal vez sean esas dos palabras las que mejor definen a la que se describe como la más completa exhibición sobre Rembrandt Harmenszoon van Rijn –para la posteridad, simplemente Rembrandt– a trescientos cincuenta años de su muerte. Todos los Rembrandt no atomiza al maestro del claroscuro. No lo reduce a sus comienzos ni a sus técnicas, ni se centra en sus grandes retratos o en sus aguafuertes, y aun así lo contiene absolutamente. La puesta es integral y abarca su vida en y más allá del arte. Todos los Rembrandt sucede ahora –¿podía ser de otra manera?– en Amsterdam.

“La exhibición comienza literalmente con él mismo, con su autorretrato de 1628, y a partir de ese punto trazamos círculos concéntricos que se agrandan y se alejan –explica Erik Hinterding, historiador y curador de la monumental muestra del Rijks Museum–. Conocemos al artista a través de un sinfín de autorretratos que anticipan su talla en el arte porque ya en ese momento, a los 22 años, siendo un principiante se presenta en la sombra, su mejilla está iluminada pero sus ojos están en la penumbra y aún así es completamente reconocible.

Es la etapa de Rembrandt en que usa su propio rostro como material de estudio para aprender no sólo a representar rasgos bajo una cierta luz sino también emociones.” Las paredes del museo dan cuenta de las palabras del curador. Ni bien se inicia el recorrido, Rembrandt se reproduce una y otra vez como un adelantado de las selfies. Se lo ve riéndose, con cara de susto, con gesto de burla o de sorpresa o serio o enojado. Es el Rembrandt que practica en el espejo las expresiones humanas. Basta caminar para que el círculo se extienda hacia otras “víctimas”: su madre, su padre.Es notable la precisión y el amor con el que traza las arrugas del rostro materno, un rostro al que regresará más de una vez.

La familia Rothschild cedio la obra Marten y Oopjen a cambio de 160 millones de euros: una mitad la puso el Rijks y la otra, el Louvre.

“En el tercer tramo de la muestra sale del hogar –continúa Hinterding–. Se larga a la calle y lo fascina lo que ve en la ciudad de Leiden, donde residía: mendigos de los que no hay una o dos piezas sino que hay montones, vendedores ambulantes, artistas callejeros, niños. Su trabajo, luego, vuelve a adentrarse en su casa pero ya está en una ciudad distinta, en Amsterdam, donde vive con su esposa Saskia, a quien pinta en distintas situaciones, incluso cuando está por dar a luz o en su lecho de enferma. La tragedia de la muerte de su mujer se puede ver incluso en los grabados, podemos ver su angustia.”

El curador agrega: “La ciudad y las gentes de Amsterdam también son objeto de sus observaciones pero debemos señalar que este período es justamente la etapa de su fama. Rembrandt es un pintor de moda a quienes contratan las familias adineradas. Es una época donde podemos ver que los grandes retratos son los trabajos hechos por encargo y que en los grabados se encuentran sus amigos, su familia, sus allegados. La etapa final son sus caminatas en Amsterdam y en los alrededores de la ciudad. Hace bellísimos paisajes y, si se presta atención, se hace obvio que él no va a parajes desolados sino que sigue andando por donde la gente anda”.

Autorretrato.

Autorretrato.

22 pinturas, 60 dibujos, 300 grabados

El conjunto de la exhibición es impactante y conlleva una larga travesía de una sala a otra, de un piso a otro del majestuoso y bello edificio del museo. Entre las pinturas se encuentra la nueva adquisición del Rijks en conjunto con el Louvre: los retratos de casamiento de Marten Soolmans y Oopjen Coppit, de 1634. Son dos telas literalmente enormes. La pareja está tomada de cuerpo entero y la pintura hace honor a la magnificencia de los trajes detalle por detalle, imprescindible prueba de su altísimo status social. La alegría por la llegada de estas dos joyas se celebra aquí por partida doble y demuestra que el arte con mayúsculas puede permitirse alternar con lo popular: los novios se encuentran en el hall central reproducidos en dos Playmobil gigantes como para ir conquistando a las pequeñas audiencias.

“La diferencia entre Rembrandt y otros pintores de su época es que él genera un estruendo repentino que inquieta al conjunto y esa reacción es lo que retrata.”

Gregor Weber

ENCARGADO DEL DEPARTAMENTO DE BELLAS ARTES Y ARTE DECORATIVO DEL RIJKS

En cuanto a las aguafuertes, el público se hallará frente a una oportunidad casi única. El museo posee 1.300, pero se aclara que por su fragilidad raramente son exhibidas. Se han seleccionado 300 “particularmente hermosas y delicadas” para este evento histórico. Asimismo, se podrán observar los materiales y la técnica original que el pintor utilizó para crearlas. Esta muestra lo abarca todo pero, tal como dicen los expertos, uno nunca termina de mirar a Rembrandt y tampoco se termina de hablar de él. Era sobresaliente en la observación de la vida cotidiana y un extraordinario contador de historias. El espectador puede captar la tensión dramática y la acción en la escenas que él pinta.

Un hito

Nightwatching (Ronda nocturna) es una película de Peter Greenaway de 2007 en la que se describe la pintura de Rembrandt como la denuncia de un asesinato y la identificación de un asesino. Es un filme excepcional. En el Rijks, cuando se habla de este cuadro, no se hace referencia a ninguna muerte ni a ningún delito pero sí se la toma como referencia del momento de quiebre en la celebridad de Rembrandt. Es un punto sin retorno al que se suman las muertes de su mujer y de sus hijos y la debacle financiera.

Presentación de La ronda nocturna, obra magistral, que fue restaurada para la muestra.

Presentación de La ronda nocturna, obra magistral, que fue restaurada para la muestra.

La pintura, un óleo sobre tela de casi cuatro metros por cuatro metros y medio, se halla rodeada de otros cuadros similares, es decir, otros trabajos del mismo tipo realizados por otros pintores del siglo XVI, ya que era una costumbre que los miembros de las cuadrillas de seguridad, caballeros de la sociedad, se hicieran eternizar a pedido. Allí están, son como fotos de graduación o retratos empresarios. Compuestos y ordenados, sus integrantes posan, tan pulcros, tan dignos. Hasta que La ronda nocturna, de Rembrandt, se nos viene encima. Algo ha pasado en la escena, nadie está en su lugar, hay quien acusa o señala, sí. Es de noche. Hay rostros que se ven con claridad, otros están medio ocultos, otros, directamente en la penumbra. ¿Qué hacen? ¿Qué pasó? Hay quienes aseguran que no es cierto que Rembrandt no haya podido cobrar este trabajo, pero muchos afirman que fue demasiado audaz para su tiempo y que su particular modo de retratar al grupo cayó mal. Esos caballeros ni siquiera habrán sospechado que estaban protagonizando un hito de la historia del arte.

“La diferencia entre Rembrandt y otros pintores de su época se puede ilustrar con un ejemplo práctico –cuenta Gregor Weber, encargado del departamento de Bellas Artes y Arte Decorativo del Rijks–. Supongamos que un fotógrafo actual fuera a tomar una foto de un grupo de personas. A la señal de ‘digan whisky’, todos mirarán a cámara tratando de lucir lo mejor posible. Rembrandt no dice ‘digan whisky’Lo que él hace, metafóricamente, es generar un estruendo repentino que inquieta al conjunto y esa reacción es lo que él retrata. Eso es lo que hace a La ronda nocturna una obra maestra”.

Por esto se compara a Rembrandt con un director de escena. Es un artista que quiere narrar, como en La lección de anatomía (de la que puede verse un grabado) o como lo hace en sus pinturas con motivos bíblicos, donde los personajes lejos de mostrarse apacibles o estáticos transmiten su drama.

The Jewish Bride, una pintura que fue hecha alrededor del 1667. /Fotos: Agencias.

The Jewish Bride, una pintura que fue hecha alrededor del 1667. /Fotos: Agencias.

Para completar el espíritu del evento, además del diseño del Walk with Rembrandt, un plano/recorrido de la ciudad para visitar lugares rembrandtianos, el museo ha editado “Rembrandt, biografía de un rebelde”, de Jonathan Bikker, un libro-objeto realizado en papel reciclado y papel ilustración para las reproducciones, que complementa en palabras la vida del artista.

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