El retrato de Elisabeth Lederer alcanzó los US$236,3 millones en Sotheby’s Nueva York, un precio récord para el arte moderno y un nuevo capítulo en la trayectoria del artista en el mercado global.
La venta de Retrato de Elisabeth Lederer en Sotheby’s Nueva York reordenó el panorama del mercado internacional.
La obra de Gustav Klimt alcanzó los US$236.360.000 y se convirtió en la segunda más cara de la historia en subastas, además de establecer un récord absoluto para el arte moderno. La pieza pertenecía al acervo del coleccionista Leonard Alan Lauder, figura influyente en la escena cultural estadounidense.
La relación entre Klimt y los Lederer: arte, mecenazgo y supervivencia
Realizado entre 1914 y 1916, el retrato está atravesado por una historia íntima y dramática. Elisabeth Lederer, hija de Serena y August Lederer —los principales mecenas de Klimt—, logró escapar de la persecución nazi gracias a una estrategia diseñada por su madre: una declaración legal que atribuía ficticiamente la paternidad del artista para protegerla. Esa documentación, que más tarde resultaría decisiva, permitió que Elisabeth sobreviviera y que la obra se preservara durante la guerra.
Con esta venta, el retrato se posiciona detrás de Salvator Mundi, atribuido a Leonardo da Vinci, y desplaza a la célebre Shot Sage Blue Marilyn de Andy Warhol, consolidando la presencia de Klimt en los primeros puestos del mercado global.
Lauder, Londres y la escalada del valor de Klimt en el siglo XXI
El nuevo récord llega dos años después de que Dama con abanico se convirtiera en la obra más costosa subastada en Europa. Vendida en 2023 por el equivalente a US$108,4 millones, profundizó el interés por la última etapa del artista y su diálogo con referencias asiáticas, especialmente chinas y japonesas.

El rol de Leonard Alan Lauder resulta decisivo. El coleccionista, fallecido en junio de 2025, había adquirido Retrato de Elisabeth Lederer hace cuatro décadas y lo integró en un acervo que alcanzó una recaudación total de US$527,5 millones en Sotheby’s. Su hermano Ronald también contribuyó al posicionamiento internacional de Klimt al adquirir Adele Bloch-Bauer I en 2006 por US$135 millones, cifra histórica en aquel momento.
Exilio, restitución y memoria: el destino de la colección Lederer
La familia Lederer fue una de las grandes damnificadas por el saqueo nazi. Más de once pinturas de Klimt, junto con obras renacentistas y piezas de Cellini, Cranach y Martini, fueron confiscadas en 1938. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, tres retratos familiares —incluido el de Elisabeth— fueron restituidos a su hermano Erich en 1948.


El caso de Elisabeth adquirió un cariz singular cuando, en 1939, la joven escribió memorias que relataban su vínculo cercano con Klimt. Ese documento, acompañado de exámenes oficiales, permitió que fuera reconocida como “aria”, una condición que le permitió sobrevivir en un contexto de extrema vulnerabilidad. Murió en Viena en 1944. Su historia reaparece ahora, en diálogo con el valor simbólico y económico que la obra alcanza en el presente.
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