“Todos son aciertos”

En Primera Persona, Noticias, Planes, Recitales

Por Gastón Fournier – Art Curator & Artfluencer

Crónica de Candlelight Buenos Aires y su tributo a Bruno Mars en el Centro Asturiano de Buenos Aires – Lanzamiento en Latam.

He escuchado hablar de Candlelight, el año pasado, esos conciertos a la luz de las velas con músicos de cámara reversionando hits populares. Lo había hecho con cierto desdén, como quien ya ha visto demasiadas experiencias “inmersivas” que no lo son tanto. Por lo tanto, nunca estuvo en mi radar este tipo de propuestas. Error I.

Como todo en mi vida, está narrado por las conexiones y la “casualidad” de las cosas. Siempre informado para no padecer el FOMO, que más de una vez me atraviesa, buscaba otras formas de expresión artística, saliéndome –un ratito- de mis crónicas de muestras de arte, galerías, coleccionismo y fundaciones. Quise investigar sobre planes invernales en Buenos Aires para escribir sobre actividades culturales y terminé hablando con Eloísa Marenco, responsable de comunicación de Fever. Error II.

Había visto en una de las tantas páginas de actividades en Buenos Aires, que llegaría a la ciudad, una muestra de dinosaurios a escala real.

Para mi sorpresa, ellos solo comercializaban este producto, pero no lo producían. Error III.

Nota frustrada, pensé.

Pero no. Como todo en mí vida, como les decía con anterioridad, Eloísa, me ofrece participar de alguno de los eventos de Candlelight, que si ellos producían. Mi no expertise musical, me llevó a elegir de un largo catálogo, la experiencia según la locación y no según la propuesta artística. Error IV.

Teatro Colón, Margarita Xirgu, conocía… La Plata, Mendoza, Rosario me quedaban lejos para el plan de fin de semana… El único que no conocía era el Centro Asturiano sobre calle Solís. Creí que era una buena excusa, para seguir sumando a mi bitácora, lugares no convencionales a conocer en “mi Buenos Aires querido…”

Los Beatles, Dúa Lipa, Queen, entre otros…. Y Bruno Mars. Entendiendo que todo se puede reversionar y tener arreglos musicales, ¿pero los cortes “en seco” del funk de este buen hombre en contraposición a la vibración sostenida y prolongada de cuerda frotada con el arco (varilla del violín) ¿¿¿cómo sonaría??? Error V.

Pero como todo lo extraño y diferente me llama la atención, me pregunté, ¿será la opción indicada?

Con un mes de anticipación la cita fue un domingo del mes de junio. De esos días extremadamente frios de Buenos Aires, que nos sorprendieron con una “ola polar”.

El programa marcaba que los hits de Bruno Mars, iban a ser reinterpretados por el cuarteto de cuerdas Ambar, compuesto por Damián Noriega, Tomas Altmann Beveraggi, Hector Gareca y Alma Quiroga. Error VI.

Ese día, por alguna razón, además de Alma, había otra mujer, Costanza Goldenberg en el segundo violín.

Pero retomo el relato. Desorientados por no saber cuál era el predio, llegamos y un amable señor a modo de host, nos recibe con un cálido, ¿Vienen al concierto? Automáticamente desde la primer escaleras, velas titilantes de led con una llama móvil, ya se veían en cascadas por el ingreso. Un banner sin demasiada presencia y el hall de entrada impactante. De estilo gótico plateresco y academicista francés. Grandes ventanales imponentes, arcos ojivales y vitrales coloridos, típicos del gótico plateresco, y una elegancia clásica que recuerda al estilo francés, propio del academicismo. Además, en su cima se puede apreciar un escudo del Principado de Asturias.

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El Centro Asturianos de Buenos Aires, fue fundado en 1913. Durante ese año, el Centro Asturiano tuvo dos domicilios en la calle México, el primero en el número 533, y el segundo en el 671.

En el año 1923 el Centro se mudaría a la calle San José 224 y sería 1929 el año de la inauguración, con el aporte económico de la cervecería Quilmes, de su casona de la calle Solís 475, cuyo terreno fue adquirido en 1915.

En el ´29 se inaugura el edificio de la sede social, que en su planta baja tiene oficinas administrativas, un amplio hall, y un salón teatro con piso movible de 500 metros cuadrados. La sala teatral cuenta con butacas movibles, espacio para unas cuatrocientas cincuenta butacas y un sistema, reparado en el año 2018, basado en engranajes que, a partir de un motor, permite que el piso pueda inclinarse hasta 1,20 metros convirtiendo el lugar en un hermoso teatro, ya que también se transforma en un increíble salón plano con una gran araña de hierro forjado que lo alumbra, con un peso de alrededor de una tonelada y media.  

En el primer piso funciona la biblioteca con acceso gratuito a los socios y público en general. El segundo piso dispone de un amplio salón para fiestas, y en un anexo de este mismo piso se practica Yoga. En el tercero funciona un moderno restaurante.

En el año 2013, el lugar fue declarado ¨Sitio de Interés Cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires¨ al cumplirse el centenario de su creación.

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Todo esto, atiborrado de velas de diferentes tamaños. Onírico. Escenográfico. Perfecto.

El perímetro del hall y la gran escalera ornamentada de mármol, repleta de velas –obvio- congregaba una larga fila de concurrentes para el “insta spot”. Una vez que validamos los qr enviados, la gran sorpresa: La sala del auditorio y miles y miles de velas más. El escenario central con cortinados de pana bordo y detalles de borlas doradas, digno de un “teatro imponente” y coronando el telón un gran escudo de la España Imperial. Un corner con un piano, como otro punto instagrameable. Y arriba de un primer piso toda una balconada con balaustrada que, en pequeños sectores, tenía grupos de velas led. Ningún rincón queda sin ser intervenido.

Técnicamente este concierto lleva más de diez asistentes, tres sonidistas, entre dos y cinco horas para colocar los miles de velas que transforman el espacio en un entorno cálido e íntimo (más de 4000 seguro). Cuatro micrófonos de pie, uno de mano, cuatro sillas tiffanies negras, dos monitores y dos amplificadores y cuatro músicos eximios dispuestos a democratizar la música clásica. Una producción impecable.

Eso es lo que contabilice en mi mirada entrenada a los eventos, conciertos, festivales y otras actividades culturales.

“Los detalles técnicos de cada concierto depende mucho del espacio en donde se van a realizar, la ciudad, el programa y los músicos. El tiempo de preparación varía según el tamaño del evento y la cantidad de velas necesarias para crear la ambientación característica de Candlelight. Este despliegue visual impactante realza la experiencia auditiva y ha cautivado al público en todo el mundo” me responde posteriormente Eloisa.

Tras tres llamadas previa a que comience el concierto y que terminaran de llegar los últimos espectadores, ahí entendí la importancia de este evento.

Cualquier persona, clase media, sin conocimientos en música de cámara, orquestas y violines, no sería captada, sin una puesta instagrameable. Si fuera un concierto de Mozart, Vivaldi, Chopin o Bach, puedo asegurar que no estaría la sala llena, como lo estaba ese domingo. No quedaba ni un solo lugar libre de las 450 butacas.
Propuesta inmersiva, atmosfera cálida y romántica y lugares no tradicionales, con propuesta fotografiable y músicos de calidad en un pequeño escenario: fórmula de éxito asegurada, de este formato mundialmente conocido.

“El formato de la experiencia es más flexible que el de los conciertos de música clásica más tradicionales, lo que les permite tener una mayor conexión con su comunidad y hablar directamente con el público, compartiendo sus perspectivas sobre cada tributo que hacen. Hacer lo que les gusta y en un entorno íntimo y único, rodeados de velas. Es, obviamente, un plus”, agrega Marenco.

Candlelight ha cautivado al público en más de 150 ciudades alrededor del mundo, un éxito extraordinario que ha sido posible gracias al mantenimiento de altos estándares de producción, lo que garantiza una experiencia constante y de alta calidad en cada ciudad. La adaptación es la clave fundamental para el éxito de Candlelight. Cada región tiene sus propias particularidades culturales, y buscan honrarlas en cada concierto, explica Eloisa.

“Por ejemplo, en Medio Oriente podemos incorporar composiciones clásicas locales o incluir músicos contemporáneos de la región para conectar mejor con el público. De manera similar, en el sudeste asiático, el uso de instrumentos tradicionales o géneros musicales locales ayuda a tender un puente entre la música clásica global y los gustos regionales, asegurando que cada presentación se sienta única y acorde a su contexto” agrega.

Los Candlelight tienen un largo recorrido por los escenarios más diversos, y menos convencionales: el Atomium de Bruselas, la torre Eiffel de París, el Burj Al Arab Jumeirah de Dubai, el Victoria Hall de Ginebra, el Central Hall Westminster de Londres, el Palau de la Música Catalana de Barcelona, las cataratas del Niágara, de Ontario, Canadá, y el SEA Aquarium de Singapur, entre muchos otros.

***

Se dio inicio al concierto, ingresaron los músicos y allí comenzaron todos los aciertos y no los supuestos errores que creía que me habían marcado, mi crónica y mi velada.

El Cuarteto Ámbar fue el encargado de traducir el groove de Mars al lenguaje de cámara. El resultado fue un viaje elegante, sensible y sí, con swing.

El repertorio fue una apuesta vibrante, que llevó la esencia de Bruno Mars al terreno íntimo de un cuarteto de cuerdas. La noche abrió con “Marry You”, una entrada festiva y luminosa que generó sonrisas espontáneas en el público. Siguió “Just the Way You Are”, cuyo arreglo envolvente sostuvo la emoción de cada nota, arrancando suspiros y algún que otro gesto de ternura en la platea.

“Leave the Door Open” se volvió un susurro romántico, una caricia sonora que ralentizó el tiempo por unos minutos. En cambio, “Uptown Funk” fue el gran reto técnico de la noche… y lo sortearon con altura, transformando el ritmo frenético en un pulso elegante, sin perder fuerza ni groove.

“The Lazy Song” aportó un momento más lúdico y distendido, con toques de humor que se sintieron en los gestos cómplices del público. Le siguieron “Versace on the Floor” y “Grenade”, dos baladas intensas que encontraron en las cuerdas el tono justo entre dramatismo y sensualidad.

Con “Finesse” y “Smokin’ Out the Window”, la noche recuperó aire festivo. Ambas piezas lograron sonar actuales y urbanas sin perder la sofisticación del formato clásico.

El bloque final, con “Locked Out of Heaven”, “Talking to the Moon”, “That’s What I Like” y “When I Was Your Man”, funcionó como una escalera emocional: de lo celestial a lo confesional.

Finalmente, “Treasure” cerró la noche con un arreglo que supo traducir la energía funk al lenguaje de cuerdas, con precisión y elegancia. El público aplaudió de pie. Y no solo por lo bien ejecutado, sino por lo bien sentido.

Liderazgo femenino:

El detalle que no quiero dejar pasar es que el ensamble musical estuviera a cargo de una mujer —con ductilidad, certezas y determinación— llevo adelante sin fisuras el concierto. La presencia de Alma Quiroga como violinista y guía imprimió sensibilidad y firmeza. Nada se desbordó. Todo fluyó. En un ensamble de cuerdas, cada gesto es música, y su liderazgo imprimió un tono cálido y elegante a la noche.

Un tema fuera de programa cerró la noche como un regalo. El público se lo llevó en el corazón.

Dificultad técnica:

Llevar el groove de Bruno Mars a cuerdas frotadas no es tarea sencilla. Cada pizzicato, cada staccato, exigió precisión quirúrgica. Lo lograron. Y no solo eso: lo hicieron vibrar con una frescura inesperada. Ver los guiños de disfrute y sonrisas cómplices entre los músicos una vez pasada, la mitad del concierto era señal, que ya lo tenían ganado.

Backstage:

Mi impulsividad me hizo darle una devolución espontanea, casi visceral, al día siguiente a Eloisa y agradecerle por haberme hecho vivir esta experiencia única. Realmente estaba feliz y agradecido con lo vivido.

Mi curiosidad me llevó a consultarle más información, que claramente, no encontraba en un buscador:

GF: ¿Cuánto tiempo llevan haciendo Candlelight en Europa? ¿Cuál fue el primer concierto que se hizo? ¿Y cuánto en Argentina?

EM: Candlelight es una serie de conciertos en vivo producidos por Fever desde 2019 con el objetivo de democratizar el acceso a la música clásica. El primer concierto de Candlelight se realizó en Septiembre de 2019 en Madrid. A Argentina llegaron por primera vez a comienzos del 2024.

GF: ¿Puede ser el formato contratado para eventos o presentaciones privadas?

EM: Sí, estamos encantados de ofrecer soluciones a medida para eventos privados de Candlelight. Podés reservar un concierto o una recepción privada adaptada a las necesidades de tu grupo y dejar que la música cree una experiencia realmente inolvidable. La disponibilidad depende de la consulta con el venue, y los programas musicales se basan en nuestra oferta actual. Para más detalles, consultá acá.

GF: ¿Qué lugares de Argentina han realizado y cuáles son los futuros lugares a realizar?

EM: En Argentina estamos desde 2024, con la llegada de los conciertos a Buenos Aires en espacios como el Auditorio del Colegio San José, El Centro Asturiano, y el Teatro Margarita Xirgu. Pronto expandimos a Mendoza, La Plata, Córdoba, Salta, Jujuy, Tucumán y Mar del Plata. Nuestro objetivo es llegar a muchas más ciudades a lo largo y ancho del país, de a poco iremos contando las noticias.

GF: ¿Cuál es el criterio curatorial de locaciones? ¿Y de artistas?

EM: Al seleccionar venues para Candlelight, tenemos en cuenta varios factores: la importancia histórica del lugar y lo que representa para la ciudad, su accesibilidad para asegurar que sea conveniente para el público, y aspectos técnicos como la acústica del espacio y la calidad de la iluminación.

La programación de Candlelight se diseña a través de un proceso colaborativo liderado por el equipo interno de Curaduría Musical de Fever. Este proceso combina recomendaciones de expertos con una investigación exhaustiva, incorporando métricas globales, opiniones del público y aportes de músicos locales.

El objetivo del equipo de Fever es adaptar los programas a los gustos del público local, manteniendo al mismo tiempo un repertorio diverso y atractivo. Al alinearnos con las expectativas y preferencias de la audiencia, buscamos crear experiencias memorables que resuenen tanto a nivel local como global.

Como se mencionó anteriormente, nuestro equipo interno de Curaduría Musical está compuesto por músicos profesionales altamente capacitados, comprometidos con mantener el estándar de excelencia reconocido a nivel mundial que define a Candlelight. Este equipo selecciona y evalúa cuidadosamente a los músicos, y colabora con ellos para adaptar los arreglos en función de las preferencias del público local.

Sin embargo, a nivel global, los programas son definidos principalmente por el equipo de curaduría musical, basándose en una combinación de recomendaciones de expertos, investigación minuciosa y comentarios tanto del público como de los músicos. A los músicos locales, por lo general, se les entregan partituras y programas previamente establecidos que se ajustan a estos estándares globales, asegurando así una experiencia coherente y de alta calidad en todas las presentaciones de Candlelight.

GF: A nivel personal Eloisa, ¿cuál fue el concierto que más te impacto o supero expectativas? Digo después de haber visto tantos…

EM: Personalmente, el concierto que más me gustó fue el Tributo a Frank Sinatra Open Air en los Bosques de Chapultepec, Ciudad de México. El ambiente al aire libre lleno de velas y la música clásica crearon una atmósfera realmente única. No son muchos los Open Air que realizamos, pero cuando está la oportunidad, lo recomiendo 100%.

***

Fui con prejuicios. Dudé. Desconfié. Y me encontré con un universo cuidado, estético y profundamente emocional. Volví con la emoción a flor de piel. Candlelight no es solo una experiencia musical, es una invitación a habitar la belleza desde otra frecuencia, desde lo simple, donde el pop puede volverse clásico, y que una sala repleta de velas puede derretir hasta los corazones más escépticos. En tiempos de saturación visual y sonora, esta propuesta calma, envuelve, y sí: emociona.

Error final: no haber ido antes.

***

Candlelight no es un espectáculo, son cápsulas de belleza efímera. La música popular entra al templo clásico. El público se deslumbra. Y lo entiendo. No se trata solo de escuchar: se trata de hacerte sentir.

Y lo hace.

Gastón Fournier
Julio 2025

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