Por Pablo Díaz Marenghi — Periodista cultural, docente, Maestrando en Periodismo Narrativo
Rocke Oviedo retrata a Humano Querido en un filme experimental que fusiona estética kitsch, humor y rock del conurbano.
El estreno es el 9 de Octubre en el auditorio Leonardo Favio de la Biblioteca del Congreso. Alsina 1835 C.A.B.A en el marco del 20° Festival de Cine Inusual de Buenos Aires.
El under, suerte de sistema nervioso central que muchas veces intenta ser fagocitado por el propio sistema, es recorrido todos los días por cientos de artistas. Bandas de rock como los Humano Querido, surgida en la zona sur del conurbano bonaerense hace ya más de dos décadas, le dan pelea a esa gran bestia pop que intenta devorarlo todo.
Rocke Oviedo —artista visual, también oriundo del conurbano, docente y bibliotecario— ha recorrido los márgenes de la cultura y decidió inmortalizar todo ese magma en este filme dedicado a una de las tantas bandas under que pululan en este suelo. Este filme retrata aquel rock barrial que es una sinfonía susurrada en rincones oscuros. Conocé más sobre este recorrido en su perfil oficial de Instagram.
De poco más de una hora de duración, hilvana una serie de videoclips experimentales realizados por Oviedo con secuencias en donde la propia banda actúa, en escenas que homenajean a películas musicales clásicas donde se ha visto actuando a los Beatles, Los Ramones o, por estas latitudes, los Pescado Rabioso y aquel famoso balazo que se come David Lebón. Los integrantes (Scarone, Giordano, Kramer, Buratti y Patricios) intentan reunirse para concretar un show pero se ven interrumpidos por una serie de sucesos hilarantes y desafortunados.
Aquel mantra invisible que mueve engranajes al interior de quienes lo pueblan está representado a lo largo de las presentes vicisitudes audiovisuales que surgieron, en un comienzo, a partir de una serie de videoclips ilustrativos de un EP homónimo. Allí van sonando canciones como “Superfuerza Kangai” –con una potencia funky y vientos que recuerdan a la primera época de Las Pelotas– o “El matemático” –de tempo más hipnótico y sutiles intromisiones electrónicas– entrelazadas gracias al peculiar engrudo visual maquinado por Oviedo.

El mismo posee una estética kitsch posmoderna y recuerda a los cómics y videojuegos de los noventa. Una estética pixel, unida a las calles y veredas del conurbano, que agrega un vértigo atractivo a esta aventura, donde cada dato cromático cuenta.
Un aspecto interesante del film es la participación estelar de ciertas figuras de la cultura nacional. Algunas sorprenden por su llamativo histrionismo, como el rockero Pipo Cipolatti; otras, por su poco conocida veta actoral, como es el caso del ex Director de la AFSCA Gabriel Mariotto. Este último aparece como el mozo de un restaurant que ofrece, entre otras cosas, un “colchón de medios concentrados”.
El periodista Eduardo de la Puente, vestido de etiqueta, hace las veces de maestro de ceremonias/presentador. Define a Humano Querido como “un conjunto musical signado por el fracaso” que prefirió “el frío y la comodidad del anonimato”. También se lo ve como psicoanalista: sentado frente a él aparece el cantante de la banda, con un curioso sombrero naranja, que confiesa: “Las redes me dan impresión. Las redes, las lanzas y las cañas de pescar”.


La actriz y comediante Guadalupe Cuevas hace las veces de locutora sexy de TV, aportando una pátina más de cultura mediática a una película rockera que dialoga bastante con los medios masivos de comunicación.
Por último, las inolvidables animaciones de Tino y Gargamuza, que supo inmortalizar el programa televisivo TVR, creadas por Gabriel Marchesini, aparecen con un contenido original creado para esta ocasión, encajando muy bien con el estilo de animación noventoso que propone Oviedo, donde resuenan producciones como Ren y Stimpy o Beavis and Butthead.
La mirada artística de Oviedo como realizador está presente. No se trata de un mero rockumental hecho por un cineasta convencional sino, más bien, de un retrato hecho por un artista visual. Así, un plano detalle de un huevo frito con el zumbido de una mosca de fondo convive con imágenes de números en color verde al estilo Matrix; un caracol dibujado con una calavera en lugar de caparazón dialoga con conejos —leitmotiv del filme— que pululan y pasan del 2D al 3D; la lectura de un poema se entremezcla con uno de los músicos que no para de boxear mientras desoye los mensajes que le envían sus compañeros para juntarse a tocar.


Mientras algunos leen en voz alta La arqueología del saber de Michel Foucault, bailan los dinosaurios del videojuego más ingrato e hipnótico de todos los tiempos: aquel que nos presenta Google cuando no tenemos internet. De alguna manera, todo esto encaja. No es un pastiche. Es una concatenación de imágenes que habla por sí misma, sin subrayar ni evidenciar.
“Luminosidad que produce horror”, cantan los Humano Querido y, de algún modo, sintetizan su ADN. Rocke Oviedo logra condensar, a partir de una estética rocambolesca, fanzinera y psicodélica, su imaginario inevitablemente rockero. Porque la música no es sólo sonido. Es identidad. Es lo que cada uno construye a su alrededor.
Los músicos de Humano Querido, al igual que el realizador de este filme, están atravesados por una misma esencia en donde no hay épica ni regodeo sobre la tragedia o miserabilismo sino sinceridad.
El humor es otro aspecto crucial de este filme. Todo el tiempo oscila entre lo trágico y lo cómico. También en algunas canciones, como “Tributos”. Al cierre, con imágenes de la banda tocando en vivo, se logra cristalizar de alguna manera lo efímero de la performance en vivo. Allí está la energía generada en la alquimia de músicos, público e instrumentos bajo una consonancia prácticamente indefinible y una cierta fibra punk.


En el libro El coso del rock. Diario íntimo del under, editado por Gourmet Musical Ediciones en 2019, el Licenciado en Letras y músico independiente Alejo Auslender recopila crónicas de su banda, Deportivo Alemán. Aquellas peripecias, en donde comenta que después de una fecha le robaron unos pedales o que tocaron en un sucucho y no los fue a ver ni el loro, bien podrían ser historias de Humano Querido.
El under como un magma subterráneo que conecta a todas las bandas por igual que la siguen remando y ya no luchan por pegarla —al fin y al cabo, ¿qué significa eso en un mundo cada vez más incierto?— sino, más bien, donde la permanencia es su triunfo.

Rosario Bléfari —a quien muchos seguimos extrañando, sin duda una emperatriz del under y figura de culto— escribió en el posfacio de aquel libro lo que bien podría ser, también, la síntesis de esta película:
“Todo acto de desenmascaramiento (…) deja lugar a un posible imaginario nuevo más vasto, menos constrictor y más sencillo al mismo tiempo. Así de importante se vuelve el relato de la persistencia de un impulso”.
Estreno: Jueves 9 de octubre, a las 18:30 hs en el auditorio Leonardo Favio de la Biblioteca del Congreso. Alsina 1835 C.A.B.A en el marco del 20° Festival de Cine Inusual de Buenos Aires.
El film de Rocke Oviedo se suma a una tradición de obras que trascienden lo documental para explorar la potencia del lenguaje audiovisual en torno a la música y la cultura popular. Si quieres descubrir más críticas, reseñas y análisis de películas, visita nuestra sección de cine.



