Por Lujan Gambina. IG: @lupegambina
Sigilo Editorial publicó Arturo, la estrella más brillante, un relato de corrido en la pluma del cubano Reinaldo Arenas.
Leer Arturo, la estrella más brillante del escritor cubano Reinaldo Arenas, podría parecerse a una cabalgata furiosa que se inicia en la mañana y finaliza entrando la puesta del sol. Esta analogía asume que no es a caballo como nos desplazamos en la vida diaria, sino pensando este hecho como una sensación familiar pero distante de velocidad y fuerza.
Un discurrir de continuo sobre una bestia que nos arrastra con potencia, y no nos da tiempo a detenernos. Algo que inicia con vigor, en la claridad del día, y que discurre sin pausa hasta llegar a los bordes de la luz del sol, allí donde algo del inicio de la noche se cuela y nos permite soñar, abrir el mundo de la imaginación, de lo fantástico.
Arturo, la estrella más brillante está escrita de un tirón. Sin puntos aparte, sin párrafos que distancien y separen. Un tirón largo, que no da tregua. La historia de su personaje, un preso en los campos de trabajo forzado del régimen castrista, que le roba dolor y cansancio a su realidad de preso homosexual para abrirle paso a la escritura y con ella, a un cosmos paralelo.
La edición, a cargo de Editorial Sigilo, es muy bella y transforma este relato de corrido en un objeto que le hace justicia. Un relato que es pura potencia y puro ritmo, una maraña de palabras de tinte poético que desentrañan una historia individual teñida por su contexto. La voz de Arturo es la voz de muchos otros silenciados entre paredes que escapan desde la palabra escrita y crean un universo paralelo donde habitar en amor y libertad.
¿Dónde está Arturo, dónde brilla con más fuerza: en las palabras que le arranca al encierro para llevarlo a ese mundo de elefantes regios, o en su celda oscura del centro de reeducación?
Reinaldo Arenas (Cuba, 1943 – Nueva York, 1990) fue uno de los escritores más originales y audaces de la literatura latinoamericana del siglo veinte. En su juventud colaboró con la revolución cubana pero más tarde, debido a la exclusión y persecución que sufrió por parte del estado, se convirtió en ferviente opositor al régimen de Castro.
En 1980 se exilió, primero en Miami y luego en Nueva York. Arenas publicó una veintena de libros, entre ellos la famosa autobiografía Antes que anochezca y la novela El mundo alucinante, quizás el referente más explosivo y deslumbrante del realismo mágico latinoamericano de los años sesenta. En 1987, Arenas fue diagnosticado con el virus del VIH y tres años más tarde se suicidó.