Por Lujan Gambina. IG: @lupegambina
Este poemario nace con el propósito de ser un puente entre dos lenguajes a priori distantes u opuestos, la poesía y la medicina.
En esa intersección, aparece la mirada poética de la autora con el desafío de suavizar y reinterpretar lo que ocurre a diario en un hospital, un consultorio o el barrio de influencia de un centro de salud.
El desafío es enfermar un poco la poesía y hacer de la práctica médica un objeto artístico que invite al lector a transitarlo y sentirse parte.
Aunque no tenga diagnóstico, editado por Tren Instantáneo, tendrá su presentación el domingo 12 de Febrero, a las 17hs, en Bar de Fondo Cultural, Julián Álvarez 1200.
¿Cómo te estás preparando para la presentación de Aunque no tenga diagnóstico?
Bastante ansiosa, la verdad. No te niego que tengo una relación ambigua con todo el asunto de la exposición y hablar en público, siempre dije que me llevo mejor con el lenguaje escrito. Pero feliz de poder sacarlo a la luz, finalmente!
¿Cómo nació este primer poemario?
Nació en el taller de poesía de Gustavo Yuste, espacio en el que estoy hace tres años ya, como un proyecto personal que nunca supe si iba a llegar a ser libro, pero que fue un lindo Norte para no dejar de escribir. Lo empecé a trabajar a principios del 2021 a partir de poemas que habían surgido un poco de casualidad que tenían ese idioma común, y después le di rienda suelta a que aparecieran más, y edición, edición, edición hasta el hartazgo.
¿Qué te llevó a vincular tu profesión médica a la poesía?
La insistencia de mis compañeros de taller fue clave. Ya se venía colando la medicina en varios de mis poemas, aunque al principio intentaba correrla. Sentía de alguna manera que no quería “contaminar” ese espacio artístico con lo laboral.. Pero empecé a ver que mí día a día podía ser un buen recursero de imágenes y disparadores, y bueno, me entregué a ese viaje.
El objetivo siempre fue tratar de llevar luz a esos lugares que la mayoría de las personas transita con preocupación, miedo o quizás hasta rechazo, como son los hospitales, los consultorios, y a veces también los médicos. Una especie de puente que ayude a mirar esos espacios de otra manera y si se puede, lograr algo bello de todo eso.
¿Qué es lo que más disfrutaste del proceso de edición de Aunque no tenga diagnóstico y qué fue lo que más te costó?
Lo que más disfruté fue el intercambio, la mirada objetiva de los que leyeron y me ayudaron con cada poema. De alguna manera me ayudó a reconciliarme con mi trabajo.
Y lo que más me costó fue darle un cierre. Creo que el registrar ese momento en el que un proyecto ya debe ser soltado al mundo. Siempre que agarraba los poemas, sentía que les faltaba algo más. Y encima, cuánto más los leía, menos me gustaban. Poder decir adiós, es crecer, dice Cerati.
Luego de la presentación, ¿dónde vamos a poder encontrar Aunque no tenga diagnóstico?
Me pueden pedir a mi directamente por mensaje directo a mi instagram @boni.nati
Y a partir de marzo lo va a estar distribuyendo Waldhuter en un montón de librerías, donde se puede comprar directo o también por encargo, en caso de no contar con ejemplares.
Y para ir calentando motores, compartimos tres poemas elegidos por Natalia:
Soy
los trazos de la fibra
que raspa sobre el papel;
la nena que en puntitas
llega apenas al escritorio
y me dibuja
flotando, sin piso
sin contornos
sin horizonte,
dos palitos como brazos
que no parece que puedan
sostener ningún peso;
una cabeza desproporcionada
para el cuerpo.
La mueca sonriente que recibe
un bebé, un adolescente, un anciano
y cambia de tamaño,
de garabato a persona,
de niña a adulta
en lo que parecen quince minutos.
Cirugía mayor
Podés intentar salvar
un paciente
o un poema;
trabajar en la edición,
curar en el mejor de los casos
reducir el daño
sacarle partes.
Quizás sea un proceso
de disección minuciosa;
cortar por lo sano,
extirpar lo enfermo
o al menos limpiar
y cerrar,
hasta una nueva intervención
a corazón abierto.
Augurios
Tres grullas de origami
de distintos colores,
sobres de papel madera,
plástico transparente,
rótulos y carátulas
que organizan por fecha,
estudio, especialidad;
una hoja que pintó
con resaltador amarillo:
probablemente maligno
.
Me explica
que en la cultura japonesa
la grulla simboliza
la inmortalidad.
Saca un espejito
y se pinta los labios
de un rojo intenso.
Limpia el excedente
con el dedo índice.
Bio:
Natalia Bonino nació en el barrio de Olivos, Gran Buenos Aires, el 5 de enero de 1990. Desde chica, con algún libro en la mano: Harry Potter, Agatha Christie, Cortázar o los enormes tomos de Medicina Interna de Harrison. De profesión, Médica Generalista y de Familia recibida en la UBA. De aficiones, hincha de Racing y fanática del fútbol. Pero escribir, escribió siempre. Al principio, durante la adolescencia, de pura catarsis; para luego sumar herramientas durante varias temporadas en el taller literario de Gabriela Bejerman y luego específicamente de poesía con Gustavo Yuste, con quién ya lleva tres años trabajando en su espacio. Aunque no tenga diagnóstico es su primer libro de poemas.
La presentación del poemario Aunque no tenga diagnóstico será el domingo 12 de Febrero, a las 17hs, en Bar de Fondo Cultural, Julián Álvarez 1200.