En Buenos Aires, una Ciudad influenciada por múltiples corrientes artísticas, existen quienes desde el diseño buscan integrar el adentro y el afuera desde un enfoque comunitario.
En la dinámica actual de la vida moderna, no es frecuente tomarse el tiempo para reparar en la belleza que nos rodea. La vertiginosidad de imágenes e información que recibimos gran parte del día hace que nuestra mirada esté orientada hacia abajo, o hacia adelante en el mejor de los casos.
En este modelo de existencia, detenerse y levantar la mirada para observar lo que nos rodea es un acto tan necesario como revolucionario. Quien logre hacerlo habrá dado un paso importante en el camino de la observación, y de mediar la fortuna, podrá cruzarse, entre otras cosas maravillosas, con uno de ellos.
Los tanques de agua suelen responder solo a su necesario propósito, pero hay quienes fueron más allá respecto a la importancia de llevar el diseño a todos lados. Solo falta que algún ojo detallista y con un mínimo de interés en divisar belleza se fije en ellos.
Equipo de capturadores de tanques de agua:
En ese horizonte, se enmarca el proyecto @tanques.deagua, una iniciativa de Mari Sanguinetti (@sanguimery), una Artista Visual y autodefinida recolectora que entiende la calle como un sitio arqueológico en el cual es posible excavar, hurgar y desenterrar con la mirada los objetos que podrían ser descubiertos mañana por los arqueólogos del futuro.
Esta iniciativa, que apunta a descotidianizar la mirada, incentiva a capturadores a reportar cada hallazgo y dejar registro de las diversas formas, colores y diseños te tanques de agua de todo el país.
Diseño y urbanismo:
Los tanques de agua no solo pueden ser intervenidos en su forma y diseño. Hay también quienes lo entienden como superficie con potencial para el desarrollo de pinturas murales.
Tal es el caso del “Mondrian de Villa Urquiza”, así llamado por los vecinos que día a día alzan la mirada para ver aquel faro sobresaliente que emerge en la esquina de Juramento y Mariano Acha para recordarles que su barrio sigue siendo uno en el cual las torres no le han ganado espacio a las casas bajas que estoicamente resisten al paso del tiempo.
Este tanque-mural realizado por Luciano Miranda (@luchomira_) y Gerónimo Araquistain (@geroaraquistain), integrantes del grupo artístico El Maderazo, está ubicado en la esquina de la Plaza Zapiola, y ya es uno de los highligths secretos de quienes con la mirada disfrutan de descubrir joyas urbanas ocultas.
Don Fiore, el #1:
En los barrios de Martin Coronado y Villa Bosch, Provincia de Buenos Aires, sobrevuela el mito de Fiore, un constructor Italiano de tanques de agua atípicos que llegó a la Argentina después de la guerra.
Fiore nacido en Campobasso, al Sur de Roma, en 1922, dejó la tierra que trabajaba cuando empezó la Segunda Guerra y tras estar prisionero varios años. En 1948 se subió un barco para venir a hacer la América. Dos años más tarde trajo a su mujer y a su hija mayor. Con sus propias manos edificó su casa en la calle Besadas, en Coronado. Cuando terminó, eligió coronarla con un tanque de agua que recordase el barco en el que había viajado, por primera vez en su vida.
A la hora de pensar el diseño de sus tanques, Fiore rompió con las estructuras tradicionales y funcionalistas.
Alejándose del disimulo con el que frecuentemente se camuflan los tanques de agua, Fiore va al extremo y deja en completa evidencia no solo el objeto, sino también el vínculo con el elemento que contiene: el agua.
Tarea para el hogar:
A partir de este momento, quien haya llegado hasta esta parte de la nota, queda formalmente invitado a ser parte de esta exploración urbanística en la cual nunca se agotarán los tesoros a descubrir.