Por Candelaria Penido. IG: @candepenido
Al ingresar al nuevo espacio de la Galería Cott en San Telmo (Perú 973), parecería que nos sumergimos dentro de las hojas de un libro de cuentos y fábulas.
Con guiños al pasado y el presente, las obras de Verónica Gómez presentan una aparente inocencia: cuadros llenos de animales, niñas, reinas y reyes; que a la vez destapan un mundo truculento. Es Las vestiduras peligrosas, exposición que se puede visitar hasta el 7 de noviembre.
Con una obra cargada de conceptos, las pinturas narrativas de Gómez, nos cuentan una historia. Como tal, los personajes se repiten, existe un conflicto, que llega a un clímax para luego resolverse.
La exposición se lee en clave lúgubre festiva; ya sea de forma explícita o anticipatoria la muerte dice presente en cada una de las piezas. “Vero juega un montón con el contraste. Por un lado vemos unas nenas en colores llamativos, pero que al acercarnos descubrimos que de inocentes no tienen nada, están rodeadas de sangre y animales muertos. Para mostrar algo sombrío no se necesita un paleta oscura”, nos contaba Vera Bosia, miembro de la galería, mientras recorríamos la exhibición.
En Las vestiduras peligrosas nada es aleatorio. Paradójicamente los detalles son protagonistas. Las claves de la lectura se encuentran ocultas en su matriz de creación. Una en donde lo abstruso es primordial. La arista invita a decodificar sus pinturas. Estas se encuentran llenas de simbolismos, códigos y guiños.
Por un lado, como viaje al pasado, toma ingredientes de la historia del arte para dar vida a su lenguaje. Es así que nos encontramos frente a simbología renacentista y de la Edad Media, ropajes barrocos, espacios góticos y otros victorianos, elementos de la tradición animalística y la pintura metafísica. En sus cuadros se distinguen referencias a los trabajos surrealistas de Remedios Varo y Eleonora Carrington. Por su parte, alfo de lo oculto se filtra entre las escenas que como visitantes presenciamos; dejándonos con la sensación de que se nos está velando algún mensaje.
“El comportamiento que las obras de Verónica Gómez solicitan al espectador de Las vestiduras peligrosas no es otro que el de la alegoresis: se trata de descifrar el sentido oculto en cada uno de los momentos significantes que se pliegan en la imagen y llegar al significado total de la pieza por ese camino aditivo. Pronunciada frente a esta serie, la pregunta por lo que significa cada uno de los motivos representados es correcta; más aún, es deseable” afirma Juan Cruz Pedroni, en el texto curatorial.
Por el otro, la artista se centra en el presente y se posiciona con sus creaciones, en contra del gobierno de Javier Milei. Para empezar, el nombre de la muestra se basa en el cuento homónimo de Silvina Ocampo, en donde la culpa por determinadas situaciones que van sucediendo a nivel social se encuentra en el centro del relato. “Ya nadie siente culpa por la desgracia ajena ni cree que sus actos tengan consecuencias. El gran derrotado del momento es el sentido de la responsabilidad”, dijo la artista cuando se le preguntó al respecto el día de la inauguración.
A su vez, los objetos y animales tampoco son tan inocentes. Aparecen en sus pinturas con una intención en especial. “Sedimento y hojaldre de una temporalidad compuesta, están en el cúmulo de los cuadros las referencias puntuales a personajes de la más rabiosa actualidad —confirma el texto curatorial—. (…) La obra de Gómez nos dice que hay un trabajo del artista y que ese trabajo es tan exegético como fabulador: producir fábulas que interpreten las ficciones políticas y que, a la vez, las combatan con sus propias formas de fantasía.”
La visita al nuevo espacio de Cott —que inauguró con esta exposición en agosto—, propone una experiencia activa. El espectador recorre la sala, se encuentran constantemente con elementos que desconciertan, produce una lectura literal, luego una más profunda, avanza en la historia, se sorprende, se angustia, se repugna. Debe estar atento, ya que en las piezas de Verónica Gómez, pasan muchas cosas y uno no quiere perderse nada.