Por Candelaria Penido. IG: @candepenido
Juego de palabras, juego de expresiones, juego de conceptos. La exposición Acero Inolvidable de Deon Rubi en Calvaresi Contemporáneo expande los márgenes, rompe y propone formas mientras juega con y vs el contexto que nos rodea.
“Me interesaba crear un universo y una especie de lenguaje asociado”, me contó la artista apenas subí las escaleras de la galería y me encontré con su muestra. En ella prima el plateado ya que todas las obras están hechas de acero. Material brilloso, pulcro, suave y supongo frío al tacto; material distante que sin embargo, al rato de que la piel lo roce acepta sumisamente el calor de nuestro cuerpo.
También hay doce flechas incrustadas en las paredes, algunas se cruzan, otras parecerían estar escapando, hay un par adornando un banco y más allá otras en aparente reposo, aunque claramente listas para usarse en cuanto alguien ¿Cupido? decida levantar el arco que descansa sostenido más arriba. Son muebles-esculturas. Elementos que existen entre el mundo del diseño —donde la función es súper importante y guía en algún punto la forma—, y el mundo del arte —donde la guía justamente pasa por un proceso interno, muchas veces sin explicación lógica ni función—. La fusión que da vida a esa sinergia es donde aparece lo interesante. “Hago muebles fantasía” afirma la artista en el texto de Juan Ruades, que acompaña la muestra que se puede visitar hasta Febrero 2025 en Calvaresi Contemporáneo.
Deon Rubi presenta una exposición que gira en torno a la idea del amor, a la vez que rompe el imaginario que le es asociado. Se aleja del color rosa o rojo, del peluche y lo meloso. Nos presenta un mundo metálico, anguloso, duro y austero. “Estos signos indefensos, resueltos en principio industrialmente y con terminación manual en calidad de joyera, constituyen un arsenal de emoticones cómplices, a la espera de aquel destinatario que sepa apreciarlos para consumar, por fin, el match soñado. ¿Plan maestro de una legítima chica metal-pop? El tiempo dirá” dice Ruades. Aun así la forma más representada para hablar de amor sí está presente: el corazón. Tubos en forma de corazón, lámparas, cartas, matrices y barras; objetos creados a partir de un proceso industrial determinado, especialmente para su arte. “Estos materiales no existían en acero, pero me dispuse a crearlos y dar vida así a este mundo. Me interesa indagar las substancias del amor. Con lo lindo y lo feo, lo negativo y lo positivo”, nos describió la artista.
Acero Inolvidable atraviesa entonces diferentes paradas en el viaje amoroso. Trampa mortal —un tubo de corazón deconstruído— es una escultura gigante que “acerca a la parte vertiginosa del amor”, detalló Rubi. Después de la emboscada —una maya de aluminio y acero—, parecería acercarnos a esos momentos dolientes en que se necesita una capa protectora. Para hacer el amor —mueble que guarda un arco y flechas, disciplina que la artista practicó por 6 meses antes de crear sus piezas “necesitaba entender cómo agarra el arma y el proyectil Cupido al momento de efectuar sus amarres”—, nos acerca a esa arma incierta con la que todo comienza. Pero para Deon, hay una luz al final del camino. El recorrido termina con Deseo, mucho deseo —una lámpara también en forma de corazón que al encenderse por su interruptor también en corazón, regala una luz de corazón. “Hay esperanza”, confía esta artista que según el texto de sala se encuentra “en su desconcertante camino para cazar un amor que valga la pena.”
Estos híbridos como lo llama su creadora, esculturas-muebles o muebles-esculturas, le sirven para romper de nuevo con un imaginario asociado a un concepto. En este caso, en lo relativo al diseño «argentino», uno que teoría debería desbordar de «identidad regional». “Mediante un ensayo anclado entre la emoción y el cálculo, lo inasible y lo palpable, lo eterno y lo inmediato, Deon Rubi esboza preguntas frescas a un clima disciplinar con frecuencia avejentado, sumido en una espiral endogámica, hermética; y, lo que es más audaz, interpela a través de una temática incómoda —la voluntad de amar y de ser amado— una coyuntura sacudida por la apatía social, la crueldad institucionalizada y la desechabilidad de los vínculos”, cierran las palabras de Ruades.