Qué pasaría si Taylor Swift, Milei, Evita y Pablito Lescano se encuentran en el Museo del Prado

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Por Candelaria Penido. IG: @candepenido

Internet en los 90, sus múltiples posibilidades, la mezcla y el hallazgo. La memoria y la percepción, las capas y metauniversos que podrían existir a la vez; es Tristeza de Verano de Nicolás Romero Escalda en Tramo Galería.

Taylor Swift, Evita y Milei dicen presente en la exposición curada por Elian Chali. El visitante se abre paso entre canciones melancólicas, recuerdos que se entremezclan con la realidad, museos y el calor de un hogar. “La memoria es una resistencia sensible frente a un mundo en constante disolución” cierra Chali el texto que acompaña la muestra. Y es el recuerdo de los mangas que no se podían comprar durante la infancia, de los juegos en línea, de los santos patrones y de las luchas inminentes por el poder las que se lucen en las piezas expuestas. Las obras de Nicolas Romero Escalada encarnan algunas de las tantas respuestas posibles ante la famosa pregunta “qué pasaría si…”. ¿Qué pasaría si Taylor Swift hubiese escuchado a las swifties argentinas cuando antes de la segunda vuelta querían que la cantante se pronunciara en contra de Milei? ¿Qué pasaría si el mundo atravesara su apocalipsis? ¿Qué pasaría si pudiéramos acercarnos a la mesita de luz de un libertario, qué veríamos sobre ella?

Las operaciones que el artista realiza en Tristeza de Verano funcionan como conjuros para descifrar las contraseñas del tiempo que le toca vivir” explica el curador y por ende nosotros nos encontramos con una Taylor Swift gigante impresa junto al logo de la CGT en una remera—de esas que se venden post recital—  inmortalizada como ícono pop surrealista. O ante un beso de Trump y Milei atravesado por cadenas y gatitos en un proceso instalativo que nos lleva a adentrarnos en un “sadomasoquismo intelectual” nos define el artista mientras recorremos con él la exposición.

La muestra se divide en tres: tres capítulos, tres salas, tres sensaciones. En todas priman la idea de Internet “nos interesaba agarrar esa sensación de mezcolanza desmesurada de imágenes e información propia de la web junto con la melancolía que esta me genera.” La figura del presidente también se encuentra latente, ya sea de forma explícita como en la instalación de la tercera sala donde lo vemos casi gritar en una pintura figurativa o como mero guiño; como pasa en uno de los cuadros de la sala Prado en donde se conjugan Las Tres Gracias de Rubens, con la banda de rock Hermética y el personaje principal del manga Akira. Este ser que era minúsculo e intrascendente pero que termina con un poder inmenso sobre la sociedad.

“Me interesa poner referencia de personajes populares: el Gauchito Gil, el piano de Pablito Lescano, el Counter Strike y mezclarlo con esos elementos de la supuesta alta cultura. No como una forma de explicar la actualidad sino de jugar con los posibles metauniversos —nos contaba Nicolás—. Es poner en escena esa sensación de no saber qué va a pasar pero sabiendo que puede pasar de todo a la vez.”

De la risa a la melancolía, la atmósfera que propone Tristeza de Verano es ambigua. Ya desde su nombre, la muestra plantea un ambiente en donde convive la alegría y el relax que pueden traer los meses de calor, junto con una angustia pasajera. “Cuando trabajo me gusta escuchar la canción Summertime sadness de Lana del Rey. Siento que conecto con esa idea de que muchas veces a nuestro alrededor el mundo puede ser maravilloso pero nosotros no estamos desde un lugar en que podemos contemplarlo. En el mundo de hoy, de hecho, hay tantas cosas que suceden a la vez, que muchas veces no llegamos a poder apreciar todo. Además —agrega el artista—, en Argentina siempre todo pasa en verano.”

Las obras nos pasean por el romanticismo alemán, un bodegón holandés, santos sudarios, Connan, altares caseros y memorabilia bien argenta. Siempre en capas, como si estuviésemos viendo todo a través de anteojos de realidad virtual y nada es lo que parece; o sí, pero con la chance de que al quitarnos los antifaces el mundo haya adquirido una nueva tonalidad. No es casual que la última pieza de la exposición nos acerca al tema del autoreflejo y la autopercepción. Espejitos diferentes sobre una gran pared blanca. ¿Qué vemos? ¿Qué podría aparecer reflejado? ¿Qué queremos que aparezca? ¿Cómo nos vemos del otro lado?

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