La bodega Valle de La Puerta, ubicada en el corazón del Valle de Famatina, presenta su nuevo vino Rebelde, un joven ejemplar que se suma a la Artist’s Collection que viene diseñando la bodega, a partir del lanzamiento de la Colección Quinquela.
Con esta acción, la Bodega Riojana muestra una ves más la intención de conectar no solo desde el paladar sino en un sentido mucho más amplio con sus consumidores. La idea detrás del lanzamiento de Rebelde refuerza la identidad del producto y la Bodega, rescatando la importancia del entorno del que proviene y haciendo especial hincapié en el terroir característico del lugar.
Rebelde, el nuevo integrante de la familia, llega de la mano de la artista plástica Paloma Márquez, oriunda de Chilecito, La Rioja, una ciudad que rodeada de montañas y viñedos, la inspiró en sus composiciones, entre ellas la que hoy da nombre a este vino que se presenta como un reacio al sistema, que toma la iniciativa de cambiar el rumbo y tiene la audacia de mirar hacia otro lado, rompiendo con los esquemas y seguro de su libertad.
El lanzamiento de este vino surge quizás en sintonía con su nombre, representando una alternativa en un mercado que históricamente trabajó para el público conocedor de la materia. No está mal desconocer, si lo que abunda es la curiosidad y osadía por sumergirse en nuevas experiencias. Este es el espíritu que el nuevo vino viene a despertar, invitando a una nueva generación que se introduce tímida pero aventuradamente al mundo del vino, para conocer la historia que hay detrás de cada botella, desde que la uva crece en el parral, hasta que se presenta en su copa.
Rebelde es un joven Malbec 2020 que se presenta intenso, con aroma a ciruelas y moras. Su sabor es suave y redondo con notas de frutos rojos y un toque de pimienta negra, que despierta los sentidos, y marca su personalidad.
Sobre Paloma Márquez
A través de la pintura, el sonido y las artes electrónicas, la joven artista expone su cosmovisión del hombre como un módulo dentro de un sistema complejo e infinito que diariamente se enfrenta a los obstáculos, dispuesto a realizar proezas colosales.
Quizás su entorno, rodeado de montañas y paisajes donde el aire se respira más limpio y el silencio toma protagonismo, hizo que esa cosmovisión sea plasmada en cada pieza que presenta y en la que exhibe a la sociedad entera como un reflejo de cada individuo. “Las multitudes se mueven siguiendo una coreografía, se dividen, se comprimen y dispersan. Estos amontonamientos de gente, de objetos, de pensamientos, generan ruido, murmullos eternos. Así como el todo es nada… el ruido se transforma en silencio por oposición”, explica.
Acerca de su participación en el desarrollo de la etiqueta de Rebelde, Paloma Márquez aseguró sentir una gran alegría de ser parte de este proyecto, colaborando con el diseño de la etiqueta. “Lo siento como una posibilidad para regresar a los paisajes a través de sus frutos, un retorno al contacto con la sociedad que me vio crecer. Tanto el vino, como mis obras, son el resultado de un ciclo de procesos complejos y persistentes, que se originaron en un mismo lugar, y en esta colaboración tienen la oportunidad de recorrer distancias, llegando a diversas manos, representando la cultura y el territorio riojano”.
Un vínculo en el tiempo. “La bodega me acompañó en mi trabajo artístico desde los comienzos. Estuvo presente con su vino en todas las inauguraciones de mis muestras y con la adquisición de una de mis primeras obras llamada “Escape”, en 2007, en la cual uno de los personajes corre liderando y/o escapando de una multitud de personas que van tras él”, recuerda. “La posibilidad de múltiples interpretaciones es un factor que me interesa sostener, permitiéndonos acceder a territorios e ideas inhabitadas a través de las obras. Esta posibilidad resulta análoga en los vinos, leo las características de cada variedad, de cada blend y me sorprendo por la riqueza en análisis y paisajes descritos. Rebelde le da el nombre al vino, pero llamé a la obra “La audacia es costumbre”, para recordarnos que la valentía de manifestar un pensamiento diferente, muchas veces catalogado de rebelde por no respetar las estructuras preestablecidas, nos permite recorrer nuevos territorios y honrar nuestras capacidades creativas innatas”, analiza.