Por Candelaria Penido. IG: @candepenido
¿Toda flor está destinada a crecer y brillar? ¿Qué pasa cuando la floración no se da? ¿Y cuándo se da pero de una forma diferente a la esperada?
Danza y actuación se conjugan para contar la historia, repletas de silencios, de cuatro mujeres. Es Imitación de una flor, obra multidisciplinar que se presenta los domingos a las 18 h en el Teatro El Grito (Costa Rica 5459, Palermo).
Inspirada en la obra literaria de la escritora ucraniana-brasileña Clarice Lispector, la pieza dirigida por Juliana Verdenelli nos acerca desde un territorio sensible y poético a temas universales que rozan en forma particular el ser mujer: la violencia, la perfección —deseada y odiada—, y la búsqueda del control. Ya sea un control sobre una misma, sobre un otro o sobre objetos y tendencias. Donde hay alguien que controla siempre suele haber un sometido. La lucha se evidencia en el movimiento de los cuerpos, por momentos entrecortados y por otros con una dinámica muy fluida. Cuerpos que integran el instante y terminan por destrozar flores.
Estas son el elemento aglutinante que conecta las distintas escenas de esta trama dividida en dos partes. La historia de Azucena, perdida dentro de su mente y su gran casona, olvidada por Augusto su marido y acompañada por Ramona, su empleada doméstica; y la historia de Ernestina (Tina), sobrina de Azucena, heredera de la casa familiar y florista o artista botánica como prefiere que la llamen. Las flores, entonces, funcionan como como guía de esta ficción: marcando literalmente el camino a recorrer cuando son esparcidas por el piso, salvando a Azucena de su mente ansiosa, siendo la base de la relación entre Ernestina y Bruna, el sustento y trabajo de Tina y hasta como metáfora de la sociedad actual y en especial el rol de las mujeres en ella. Esa presión de estar en plena floración: bellas, turgentes y llamativas, cuando en realidad puede que lo que se anhelaría mostrar fueran raíces, ramas y cardos.
Hay una serie de recursos que se filtran a lo largo de toda la producción. Existe un ida y vuelta constante entre la aparición y desaparición de la cuarta pared; esa que separa al artista del público. Dando lugar, por momentos, a interacciones directas con el espectador mientras que por otros, nos rodean los monólogos con tintes líricos. A su vez, la palabra comparte protagonismo con el cuerpo. Ya que es a través de este y sus movimientos que la historia se completa. El vocabulario elegido para contar la obra fluctúa de forma equilibrada entre la actuación y la danza contemporánea. Esta última sirviéndose de la mímesis, el canon y el espejo con Padma como su principal impulsora. Esta deidad ficcional encargada de proteger a los seres vivos, aparece en el momento justo, ese en que la danza toma protagonismo y la lucha interna comienza.
El interesante uso del espacio, permite explotar las posibilidades que otorga el teatro.
Lispector habla de flores en distintos libros y cuentos. Considera que son inspiración y oráculo, seres complejos y heterogéneos. Teje paralelismos entre plantas y actitudes humanas. Elementos que podemos encontrar tanto en De natura florum como en esta pieza dramática. Aun así, es con Imitación de una rosa, donde encontramos vínculos poderosos. Más allá de su evocación en el título de la pieza, hay citas directas del cuento de Lispector reproducidas por Ramona al hablar de su señora, hay actitudes repetidas, el sillón, la ausencia marital, la enfermedad mental y la percepción alterada del mundo. Lo sugestivo es ver como el sujeto —ya sea Laura, la protagonista de Clarice Lispector, o Azucena—, se vacía. “Aquella última instancia: la flor. Aquella última perfección: la luminosa tranquilidad”, afirma la escritora.
FICHA TÉCNICA
Dramaturgia: Bárbara Raznoznik, Juliana Verdenelli
Intérpretes: Mariana Barcia Holzer, Julieta Niguyen, Romina Pedroli, Bárbara Raznoznik, María Belén Rosaenz
Vestuario: Mónica Molina
Escenografía: La Industrial Argentina
Diseño de luces: Rodolfo Eversdijk
Redes Sociales: Matías Blasco
Video: Lab23agency
Música original: Marcela Turjanski
Fotografía: Lab23agency
Diseño gráfico: Matías Blasco
Coreografía: Mariana Barcia Holzer, Romina Pedroli, María Belén Rosaenz, Juliana Verdenelli
Dirección: Juliana Verdenelli